Llegamos a Viena el 22 de diciembre, después de 5 horas en bus desde Praga. Viena nos recibió nevada y luminosa.
Una vez instalados en el departamento que habíamos alquilado y después de hacer unas compras en el supermercado, salimos a recorrer y a buscar un lugar donde cenar. Ese día sólo habíamos desayunado porque no nos había alcanzado el tiempo para almorzar antes de tomarnos el bus.
Comparamos la oferta en 3 o 4 restaurantes del centro y elegimos finalmente uno, que aunque nos resultó caro, nos pareció en ese momento la mejor opción. Ya estando sentados en el restaurante, lo googleamos y descubrimos que era uno de los restaurantes mejor rankeados de Viena: Lugeck. La comida fue exquisita, aunque hubiéramos necesitado más para el apetito que teníamos. Pedimos unos tradicionales Wiener Schnitzel y chucrut. La Rindsuppe (sopa de carne) que pidió mi amiga Paula merece una mención especial, y eso que sólo tomé lo que había dejado ella.
Después de cenar nos fuimos con mucho sueño a recorrer el centro comercial de Viena, que estaba encantador cubierto de escarcha, y luego a dormir, exhaustos.
Día 1: Tour por Viena: Hofburg, casa de Mozart y Stephansdom
Al día siguiente, nos levantamos temprano y fuimos a buscar un free tour.
Encontramos a Irka, de Good Tours, un guía checo que con mucha simpatía nos hizo un tour en español alrededor de la ciudad y nos fue relatando historias y curiosidades acerca de cada lugar por donde pasábamos.
Visitamos primero Albertina (el museo de arte gráfico que lleva su nombre en honor príncipes Alberto y Cristina), desde donde se podía ver un muy buen ángulo de la Opera Estatal de Viena. Caminamos alrededor del Palacio de Hofburg, pasando por varios de los edificios que lo componen.


¡Hacía mucho frío! Así que después de ver Hofburg nos dirigimos hacia Rosenberger, una gran cafetería típica, para hacer un corte. Aprovechamos para un desayuno de media mañana, con strudel y chocolate caliente; realmente no podemos ni queremos resistirnos a este tipo de cosas. Luego de recomponernos del frío, nos pusimos nuevamente en marcha para continuar con el recorrido por la ciudad.
Vimos la Cripta Imperial y a continuación pasamos por el café Frauenhuber, que era el lugar donde la emperatriz María Teresa iba a escuchar a las promesas de la música, como Mozart y Beethoven. Recién entonces llegamos a la casa de Mozart mientras escuchábamos su historia. Luego fuimos a la Catedral de Viena, también llamada Catedral de San Esteban o Stephansdom en alemán. Pasamos por la iglesia ortodoxa griega y por Stadttempel, la sinagoga más antigua de la ciudad. Por último, vimos la iglesia de San Ruperto, llamada Ruprechtskirche en alemán, que es la iglesia más antigua de la ciudad y data del año 796.

Al finalizar el tour nos dirigimos a la plaza Hoher Markt y caminamos un rato por las calles de Viena hasta que decidimos donde almorzar. Nos decidimos por una recomendación: almorzamos en el Pay as you wish Der Wiener Deewan. No nos decepcionó; comimos rico y abundante. Cuando salimos ya era de noche – habíamos almorzado tarde y cuando terminamos eran las 16 horas aproximadamente- pero para nosotros quedaba mucho día por aprovechar, así que fuimos al mercado navideño del Rathaus, donde estuvimos aproximadamente 2 horas recorriendo. En el Rathausplatz hay una gran pista de patinaje sobre hielo. Si bien no nos pareció funcional quedarnos a patinar en ese momento, decidimos que volveríamos al día siguiente para aprovechar esa pista.

Cenamos en un restaurante que estaba en frente de nuestro departamento: Wieden Bräu. La cena estuvo exquisita.
Día 2: Wiener Prater y Noche buena en Viena
El segundo día fuimos al Prater, uno de los parques de diversiones más antiguos del mundo. Este parque guarda un encanto vintage y fue genial poder conocerlo. Nos subimos a un par de atracciones; un tren fantasma (de los varios que hay), y un simulador. Almorzamos en la feria del parque. ¿Qué pudimos haber pedido? Adivinaron: ¡salchichas con chucrut!


Después del paseo por el Prater, pasamos por el Rathausplatz nuevamente para nuestra cita de patinaje sobre hielo. Andrés y Paulita patinaron, yo me dediqué a congelarme mientras sacaba fotos, y Ezequiel a hacer sus compras navideñas en el mercado. Después de eso volvimos al departamento (con una versión destemplada y hambrienta de mí) a hacer la cena navideña y festejar. Cenamos unas pastas con una salsa gourmet y postre Mozart. Brindamos y abrimos los regalos para finalizar la celebración de una de las navidades más especiales de nuestras vidas.
Día 3: Palacio Belvedere, el Danubio y el aeropuerto de Viena
Andrés y yo hicimos un paseo a la mañana en el que atravesamos caminando gran parte de la ciudad. Era 25 de diciembre y prácticamente no había actividad en las calles. Contamos en toda nuestra caminata unos 4 restaurantes abiertos.
Fuimos a ver la Iglesia de San Carlos Borromeo, donde con gran pena debimos rechazar una invitación al concierto de navidad que celebrarían ahí por la tarde. Todavía lo lamento, pero realmente no podríamos haber ido; a esa hora ya estaríamos volando a París.

Fuimos al Palacio Belvedere, que sí, siendo 25 de diciembre estaba abierto. Algo a destacar es que, durante nuestra visita, se exponía en el Palacio Belvedere una instalación del artista chino Ai Weiwei, llamada Cabezas del Zodíaco. Después, con bastante apuro, nos dirigimos a la costa del Danubio para poder conocerlo y sacarnos unas selfies, ya que no nos alcanzaba el tiempo para mucho más.

Volvimos al departamento para recoger nuestras cosas ya que debíamos dejarlo al mediodía, e ir a tomar el vuelo a París. Pasamos una tarde divertida los 4 amigos en el aeropuerto de Viena esperando a abordar el avión hacia París. Son esos momentos que no se olvidan.